El rol de las bases
¿Qué rol le corresponde a las bases en toda esta aventura política? Acompañar lo que el líder conductor decida. Así, lisa y llanamente. Pero, para ser honestos, no es más que lo que ha venido ocurriendo en prácticamente toda la historia del los partidos políticos en la Argentina (y en el mundo). Desde que los partidos políticos son el medio para acceder a los cargos públicos electivos, ha sido de ese modo. El líder conduce y las bases acompañan las decisiones tomadas por la conducción política. Esto incluye acuerdos, Alianzas, Políticas de Estado, impulso de candidatos, fórmulas electorales; y todo lo que el partido manifieste como expresión política. Pasa en el Justicialismo; pasa en el Radicalismo, el socialismo, comunismo; y, hasta en el Anarquismo. No habría sorpresas, cuando la dirigencia tome la determinación, que las bases acompañen como es debido.
Seguramente quien tiene la conducción del Justicialismo oficialista en la provincia, tiene una visión que para el común de los mortales va más allá de la aprehensión. Sin embargo, uno se pregunta qué postura han de tomar los sectores que se vean desplazados al momento de ver el humo blanco emanar de las chimeneas de Fontana 49. Detrás de cada dirigente político hay una importante cantidad de personas que, al imaginar a sus referentes más cercanos en una posibilidad de trepar a lo más alto de la “cosa pública”, avizoran la posibilidad de generar espacios de poder que permitan ciertos “negocios políticos” que en otro contexto no serían posibles. A medida que se acerca la hora de cierre presentación de listas, y mientras el imaginario colectivo de esos dirigentes políticos (y su gente) fluye expectante, se hace casi imposible dominar la ansiedad. En especial porque la gente necesita, pide y, en muchos casos, solo así acompaña a dirigente que desde un comienzo eligió bien. Y, ni hablar de aquellos que se jugaron por algún candidato, y este ya ha quedado fuera de contexto; como ocurrió con el actual titular del ISSyS; quien, mientras algunos sectores bajaban líneas a sus dirigidos de las bondades de Max, era sacado de la puja por el sillón de Mario y puesto como candidato para Trelew.
Regionalismos irreconciliables
Nuestra sociedad se ha forjado en un contexto de férreos regionalismos políticos. El Valle, la Ciudad del Golfo, la Comarca Andina y la Ciudad Petrolera. Cada uno de esas sociedades tiene firmes argumentos, en este caso, de obtener el cargo político más importante de la Provincia del Chubut. Casi la totalidad de los Gobernadores de ésta provincia ha sido del Valle; más puntualmente de Trelew; la ciudad que tiene como una de sus mayores industrias, la función pública. Los demás, tienen el deseo de ganar esa Máxima Magistratura para su región (una antinomia si se tiene en cuenta que se trata del cargo de Gobernador de «toda» la Provincia); y, en el caso del Valle de no perder esa “derecho adquirido”. De hecho se habla de los encuentros que habrían existido entre importantísimos dirigentes políticos y empresarios valletanos que habrían exigido mantener ese poder de concentración en su zona. Y, los corrillos de pasillos hablan de alguna fuerte discusión que se habría suscitado en la ansiada residencia con, posiblemente, un alto cruce de insultos y reproches. ¿Será eso indicativo de algo? Tal vez sí, tal vez no; tal vez, siquiera es parte de la realidad.
Lo que sí, es cierto, es la incertidumbre de pequeños y grandes sectores que desean con “ansias” conocer el nombre del “heredero” y quien lo secunde. Luego de la cumbre que finalmente se llevó adelante, pero poco se sabe de lo ahí hablado, por ahora, parece que la cosa se define entre Comodoro y Trelew; sin conocer puntualmente el orden.
Tal vez, lo mejor que se podría hacer, es hacer caso a la recomendación de Das Neves, hacerse de algunos ansiolíticos, para que en lo que queda para que finalice el 9 de Noviembre, puedan dormir sin sobresaltos; y tomar con calma lo que venga luego de esa fecha hasta el 28.
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